Hubo un tiempo en la Historia de Portugal – y del mundo – en que, más que sofocada, la voz de las mujeres fue reducida al silencio. Porque esa voz ya tenía un destino y límites definidos. El bienestar y la supervivencia de las mujeres dependían de la calidad de su relación con el hombre, como si hubieran sido creadas para servirle. Este es un artículo de admiración de los logros inspiradores de aquellas que lucharon contra el sistema de posesión y opresión mucho antes de que el cambio estuviera a la vista.

El primer paso hacia este cambio se dio entre finales del siglo XIX y principios del XX, cuando las mujeres tomaron conciencia de que había infinitas posibilidades más allá de la rutina doméstica y de que las reglas que se les imponían no tenían tanto sentido. Aunque aparentemente superficial, la liberalización de las costumbres enseñó a las mujeres a ser audaces y diferentes, a desviarse de las expectativas y a optar por sus propias convicciones. Esta actitud llegaría a desbordarse y motivaría a las mujeres a organizarse para cambiar su papel en la sociedad.

Aun así, hasta el 25 de abril de 1974, las mujeres se encontraban en una posición de indudable desventaja. No podían entrar en política, no podían conjugar la carrera de enfermería con el matrimonio, el derecho al aborto no se les concedía en ningún caso. Además de eso, las mujeres ganaban 40% menos que los hombres en los mismos trabajos, estaban sometidas a la voluntad del Jefe de Familia y se enfrentaban a innumerables injusticias a lo largo de sus días. La revolución, por tanto, abrió una ventana por la que las mujeres pudieron mirar con esperanza.

Conquistas:

• En 1969, la esposa ya no necesitaba el permiso de su marido para viajar al extranjero.
• En 1974, se suprimieron las atenuantes especiales del delito de asesinato cometido por el marido contra su mujer adúltera.
• El 12 de julio de 1974, las mujeres fueron admitidas en la magistratura y los servicios diplomáticos.
• La Constitución de 1976 definió que todos los ciudadanos tienen la misma dignidad social y son iguales ante la ley, poniendo fin a la definición del hombre como "jefe de familia" y a la subsiguiente obediencia de la mujer. Además, determinó que los cónyuges tienen los mismos derechos en cuanto a la capacidad civil y a la manutención y educación de los hijos.
• En 1984, se aprobó la primera ley que despenalizaba el aborto en determinadas condiciones. El aborto se legalizó posteriormente en 2007.
• En la actualidad, la población trabajadora se divide más o menos por igual entre hombres y mujeres, al contrario de lo que ocurría en 1974, cuando solo cerca de 20% de los trabajadores eran mujeres.

Es por la continuación de esta lucha que Josefinas eleva a las mujeres y su fuerza cada día. ¡Creemos que juntas, paso a paso, lo conseguimos todo!